miércoles, 6 de octubre de 2010

Misterios de la obra del templo




Desde el comienzo de los tiempos vinimos a la vida, ella nos absorbe y nos absorbemos juntas y empezamos la gran obra del padre, granito por granito vamos edificando nuestro templo, el corazón se purifica, el alma agarra fuerzas, la mente se abre. Los cuerpos se van formando, la luna se muestra y nos ilumina en las grandes noches de soledad y el sol va eliminando sus impurezas, sus tristezas, va transformando sus ideales en conciencia, los fija, los sella, llegamos a una altura en donde todo es, todo puede ser hasta que la tentación toco nuestra debilidad y caímos, ese día nos desorbitamos y Díos nos despidió de su trabajo. Sólo nos queda una sola puerta, el arrepentimiento, allí los angeles cantan a coro, esperando nuestro regreso. Regresamos y en el cielo hay más alegría por el volver que por el pecado cometido. Comenzamos el trabajo de nuestro camino, ahora tenemos luz, pero luz prestada, debemos sacrificarnos para devolver granito por granito todo el amor que nos dan para continuar la gran obra de nuestro arquitecto universal. Somos su semilla más preciada y todo nos perdonan, hay una esencia que palpita, que tiene dentro un mundo por salvar, la justicia y la misericordia es de nuestra alma, así trabajamos sin descanso, el trabajo es la fortaleza de nuestra alma, nuestra alegría de vivir, el aire que respiramos, el alimento diario que nos impresiona y tanto nos inspira. Asi la esperanza va naciendo en un mundo que decae, da las fuerzas que se necesita para levantar a los que sufren, da pan y abrigo a los desnudos, agua y vida espiritual al sediento, amor y paz a la humanidad...